>>3736
Ok, aquí va, espero no se rompa...

El japonés estaba tranquilo, lo comunicaba con su postura, no sacaba el pecho porque cuando se le ofrece el brazo a una dama esto mismo resulta molestarle a la mano de la fémina, ni apuraba su paso porque buscaba acompañar a la joven, no arrastrarla. Cuando ella le cuestionó el por qué de tal acción, él la miró tranquilo y respondió calmo:

"Es una acción que te permite..."

Hizo una breve pausa, con su brazo libre acompañó el gesto de tomar aire lentamente que hizo, y luego prosiguió.

"... Relajarte, y demostrarle al resto que estás calma, es como había dicho, no buscamos generar el caos ni mucho menos, ni tenemos en mente la posibilidad de que un tercero sea el que lo cree, porque aunque la posibilidad esté ahí, uno no lo piensa, su vida se usa en cosas más productivas, no el preocuparse por posibilidades que cada vez resultan más infinitas y abrumadoras."

Tras decir aquello último, su sonrisa se ensanchó un poco más, no era algo que la joven comprendería rápidamente, probablemente ni siquiera lo hiciera en ese corto periodo que les tomaba moverse hasta el interior de la heladería, pero si resultaba suficiente para generarle dudas sobre las palabras de su apadrinador y buscar el entendimiento de estas mismas a base de conclusiones y deducciones hechas por única y exclusivamente ella misma... o también, una posibilidad que con cualquier persona normal podría resultar casi imposible por el ego que las domina, preguntarle a él, y por ende aceptar su propia torpeza e incapacidad de comprender tales palabras...
Y bueno, salto hasta lo del helado porque no había mucho más que decir ni que detallar, se puede entender que Oüki lo ignora rotundamente además.
>>338297
''El espectáculo que resultaba montar la muchacha con su helado en mano era de esperar, pero no por ello resultaba menos entretenido de observar, el japonés se deleitaba al mirar como su joven propiedad se acercaba a él tan alegre e inocente, cosas que no eran nada fáciles de encontrar en la sociedad actual.
Mientras ella finalmente tomaba asiento, él se encorvaba, ponía ambos codos sobre la asquerosa mesa del establecimiento que resultó agraciada de poder sentir tales ropas, entrelazó los dedos de sus manos, y las sostuvo frente él de modo tal que levemente resultaba cubierta su expresión, era la misma sonrisa tranquila con los mismos ojos de paz, pero esas manos en el frente le daban todo un aire nuevo de, si fuera un tipo promedio, malicia y maquiavelismo.''